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lunes, 9 de noviembre de 2020

Nescafé Black Roast y mis recuerdos sobre el café

 








Hola queridos lectores, hoy vengo a dar mis impresiones sobre el nuevo Nescafé Black Roast.
Como amante de una buena taza de café, me gusta tomar el café en sus diferentes versiones, si bien mi favorito es el molido hecho en cafetera o en un colador de tela (últimamente se me ha dado por hacerme el café molido en ese colador, que me trae tan buenos recuerdos) cuando tengo prisa o no tengo ganas de hacer mi ritual del café, opto por el café instantáneo porque está listo en un periquete. Y el plus que tiene Nescafé Black Roast es que su sabor intenso, te espabila en nada. Al principio de tomarlo parece fuerte pero luego el paladar se acostumbra y te deja disfrutar de su reconfortante intensidad. Lo he estado tomando mucho por las tardes, porque me sentía sin fuerzas y con pocas ganas de hacer mis cosas... cuando lo tomo me siento más despierta que con otros cafés y eso se agradece mucho.
El café siempre ha tenido mucha presencia en mi hogar. Cuando era pequeña mi abuelita paterna, mi recordada Mamá Rosita, a ella le gustaba moler su propio café, sobre todo cuando le enviaban un paquete desde su tierra. Recuerdo que teníamos un molino grande y pesado, el cual se atornillaba en la mesa, una vez montado echábamos los granos de café y mi hermano, mi primo y yo nos turnábamos para moler el café, mi hermana por aquel entonces era muy pequeña para tal menester, pero siempre estaba observando y estaba muy atenta a las historias que nos contaba nuestra abuelita. Y así era como echábamos las tardes siempre que había granos de café, era increíble el aroma que desprendían los granos al triturarse, me relajaba el crujido que hacían al partirse, por ese motivo muchas veces me gustaba molerlo, aunque luego me doliera el brazo. Una vez molido todo el café, que solía ser mucho, mi abuelita lo guardaba en un frasco enorme. Para prepararlo a veces cogía un colador grande de tela, ahí filtraba el café, el aroma era increíble. A ella no le gustaban las cafeteras, ni batidoras, si podía hacer algo manualmente lo hacía, era una mujer trabajadora y sorprendente . Me gustaba verla disfrutar de una taza de café y si me contaba alguna de sus historias mientras nos lo tomábamos, mucho mejor. 
Desde luego cuantos momentos felices puedes llegar a vivir mientras te tomas un café. Cuando no teníamos café de su tierra, solíamos tomar café instantáneo, el molido que vendían no le gustaba mucho. Creo que a ella le hubiera gustado Nescafé Black Roast porque le gustaba el café fuerte e intenso. El café es una de las cosas que siempre nos unirá. Es inevitable tomarme un café y no tenerla presente.

Muchas gracias a Kuvut y a Nescafé por la experiencia cafetera.






El tapete de esta foto me lo regalo Mamá Rosita hace 25 años






                                                                            Intenso





  
  
















Reflexión

Cada día comprendo más que no se puede ser feliz todo el tiempo, y mucho menos estar alegre siempre... no es malo sentirse triste, la triste...